Es uno de los «clásicos» de Alicante. El restaurante Ibéricos tiene la gran virtud, o el gran defecto, -según se mire-, de ser adictivo. Es decir, quien va, repite, seguro. Y es que, ve a Ibéricos y ve ricos… platos.
Es sencillo, con platos basados, como su propio nombre indica, en productos ibéricos. Jamoncito, queso, lomo… ¿Quién se puede resistir ante algo así? El mayor pecado es ir allí y pedir pescado… por supuesto, hay que pedir productos del cerdo o el excelente, -glorioso-, rabo; bocato di cardenale, permítanme decirlo.