
Bueno, bueno, bueno. Parece que ya es definitivo. Empieza a oler a maletas hechas, a llenado de depósito de gasolina, a últimas compras, -te dije que aquella pulserita se la tenáis que comprar a tu madre-, y a despedidas de amores de verano. Sí, es el final del estío, de la época más calurosa, apasionante…