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Cuidar al cliente

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En las últimas semanas he tenido malas experiencias en distintos restaurantes, -platos que bajan de cantidad, precios que suben al mismo ritmo, calidad que se deja resentir…-.

Diré que son sitios de «cuyo nombre no quiero acordarme», por aquello de dar una segunda oportunidad… Tampoco hay que hacer sangre, son sitios a los que acudo habitualmente, y cuyo servicio es bastante bueno. Hasta ahora, claro. Porque en verano hay quien se cree que todo vale.

Les cuento. Sí me fastidió, -y aunque no tiene nada que ver con restaurantes, lo cuento aquí-, fue el trato recibido en el kiosco de prensa de la estación de trenes de Alicante. Me refiero a que últimamente, en verano, hay gente que se cree que todo el monte es orégano, y que si te echa de un sitio, habrá mil turistas más que vengan a comprarte.

Creo que es uno de los grandes errores de los servicios de esta ciudad: en verano se descuida al cliente. Es cierto que Alicante se llena de turistas, de «madrileños» y de guiris, que mucha gente cree que vienen a «molestar». Todo lo contrario. Si esta ciudad es algo, es porque cientos, miles, millones de personas de fuera, vienen a dejarse el dinero. Es el gran motor de la ciudad, de la provincia, de la Comunidad. Si hay alguien que no lo tenga claro, creo que debería hacérselo ver.

Retomo el tema. No es de recibo que en un kiosco de prensa sito en la estación de Renfe, te echen 15 minutos antes de cerrar. No es de recibo que te digan que si vas a comprar algo, que lo compres, porque van a echar el cierre. No es de recibo las formas que utilizan para hacerlo.  Y no es de recibo que esa sea la primera y la última imagen que tiene un visitante de Alicante.

Yo desde luego que no volveré a comprar en ese kiosco de prensa, pero creo que cualquiera que entre y reciba un trato como el que yo recibí hace unos días, tendrá la misma sensación. No puede ser lo que ocurrió allí. Hay que cuidar al cliente por encima de todo, y más cuando en tu establecimiento estás dando la «bienvenida» y el «adiós» a los turistas. Muchos se llevarán un mal sabor de boca de Alicante si les ocurre lo que a mí.

Y no es sólo el tema del kiosco, que conste. Hay gente que piensa que se puede timar al turista, al visitante, porque no le van a volver a ver, o porque va a tragar con lo que sea por el simple hecho de ser turista. Estar de vacaciones no equivale a ser idiota.

El servicio debe ser siempre impecable, los modos buenos, la simpatía debe estar siempre presente. O si no, el turismo de esta ciudad se va al garete. ¿Por qué no funciona una película en el cine? Por el boca a boca. Por el famoso «pásalo». Si se transmite que ésta es una ciudad desagradable y «timadora», tengan por seguro que eso se transmitirá. Y los turistas no volverán. Entonces no habrá ni periódico que vender, ni ración de croquetas, ni nada.

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